Niñez,
Adolescencia y juventud
En el 80 por ciento de los casos, la depresión surge
de manera progresiva y gradual. De síntomas inespecíficos y silenciosos,
con frecuencia pasa inadvertida incluso para el propio paciente.
A veces la desencadena la muerte de una persona querida, el divorcio
de los padres, la traición de un amigo, la pérdida del empleo o
cualquier otro factor externo desagradable.
Incluso, el acné juvenil es una causa frecuente de depresión
(muy explicable, por otra parte, ya que a determinada edad la apariencia
física es un factor esencial de la autoestima). De acuerdo con un
estudio reciente publicado en el British Jornal of Dermatology,
casi el 6 por ciento de quienes ven su rostro invadido por granos
ha pensado en el suicidio. En otros casos, sin embargo, no hay un
motivo aparente para sentirse deprimido: simplemente la persona
no tiene ganas de hacer nada, ni de hablar con nadie; llora sin
razón y se aísla.
En los adolescentes, la depresión suele acompañar ciertos
desórdenes de conducta, como anorexia, bulimia, drogadicción, violencia,
promiscuidad sexual. En términos generales, se considera que podría
ser desencadenada, entre otras, por causas genéticas; por enfermedades
antes mortales y hoy crónicas; por efectos secundarios de medicamentos
utilizados ahora masivamente; por el consumo de drogas; e incluso
por el alargamiento de la vida.
En la depresión juvenil parecen intervenir
otros factores: los cambios acelerados en la forma de vida, en particular,
la desintegración familiar y, según la ONU, la lenta ruptura con
las tradiciones y las estructuras sociales.
Para el psiquiatra Alonso-Fernández, el estrés
crónico, causado por las prisas del actual estilo de vida, la sobrecarga
emocional en el trabajo y la pobre comunicación interpersonal, que
genera una sensación de soledad. La soledad, el egoísmo exacerbado,
signo de la cultura moderna, la inseguridad afectiva y el miedo
al fracaso disparan la enfermedad.
A veces todos los adolescentes se sienten tristes o necesitados.
Generalmente, estas emociones son reacciones lógicas a los
altos y bajos que se tienen en la vida. Sin embargo, hay adolescentes
que se ven envueltos rápidamente en la tristeza y la frustración.
Estos adolescentes pueden vivir en un estado que sobrepasa a la
tristeza.
Cuando las emociones depresivas persisten e interfieren con la habilidad
del adolescente de funcionar normalmente. Aproximadamente el 5%
de los niños y los adolescentes de la población en
general padecen de depresión en algún momento. Entre
los adolescentes, las chicas son más propensas a sufrir de
depresión que los chicos. Además, la depresión
está relacionada estrechamente con el suicidio. En el caso
de todos los adolescentes, los síntomas de la depresión
tienden a interferir con su desarrollo normal, a interrumpir las
interacciones con su familia y a afectar su desempeño escolar.
En niños y adolescentes, los episodios de
depresión duran de 7 a 9 meses y muchas de sus características
son similares a la de la depresión en adultos.
Los niños y adolescentes deprimidos están tristes,
pierden el interés en las actividades que les gustaban antes,
se critican ellos mismos y creen que otros los critican. No se sienten
amados, son pesimistas y se creen impotentes en lo que se refiere
a su futuro; piensan que no vale la pena vivir y se podrían
presentar ideas de suicidio. Los niños y adolescentes deprimidos
frecuentemente se muestran irritables y esa irritabilidad puede
generar un comportamiento agresivo. Son indecisos, tienen problemas
para concentrarse y no tienen energía ni motivación.
Podrían descuidar su apariencia e higiene y sus patrones
normales de sueño podrían verse afectados.
A pesar de que existen algunas similitudes, la depresión
en los jóvenes es distinta a la de los adultos en ciertas
formas muy importantes . Los síntomas como el miedo
a la separación o la renuencia a conocer a nuevas personas
y los síntomas físicos como los dolores generalizados,
dolores de estómago y de cabeza se observan con más
frecuencia en niños y adolescentes que en adultos con depresión.
Los latinos que sufren de depresión tienden a expresar su
angustia mental en términos de sufrimiento físico.
Asimismo, en los adolescentes deprimidos es más frecuente
la irritabilidad que la tristeza. Por último, la depresión
y otros trastornos afectivos son los factores de riesgo más
importantes en el suicidio de adolescentes. Las investigaciones
muestran que los padres en verdad subestiman este hecho.
El diagnóstico y tratamiento
de niños y adolescentes deprimidos es un factor crítico
para prevenir muchos problemas académicos, sociales, emocionales
y del comportamiento. El diagnóstico oportuno puede prevenir
los altos niveles de suicidio y violencia entre adolescentes que
vemos en la actualidad. El tratamiento eficaz puede permitir que
los adolescentes vivan una vida plena.
Los padres alertas pueden jugar un papel vital para ayudar a sus
hijos a superar la depresión al identificar sus señales
y síntomas básicos. Le sería de mucha utilidad
que usted imprimiera la lista de los factores de depresión.
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